Agustina y Lucas, dos pequeños de origen argentino, describen como han vivido esta experiencia sin duda difícil para unos niños tan pequeños, pero también llena de esperanza e ilusiones.
Agustina era muy chiquitina cuando cogió el avión rumbo a España, sólo tenía 3 añitos y el avión volaba muy alto. Cuando llegó a Asturias casi no se acordaba de su papá, que ya llevaba unos meses aquí buscando un empleo, sólo cuando lo vió al día siguiente afeitándose pudo recordar y le dió un gran abrazo. Agustina jugaba con su mochila y la llenaba de cosas bonitas porque ella se iba de "viaje" de vuelta a Argentina. También jugaba a vender todas sus cosas colocándoles un papelito con el precio, ya que eso era lo último que su mamá hizo antes de partir. Pero ahora Agustina está contenta, sólo hecha de menos dos cositas importantes, las chuches argentinas que están muy ricas y la comida de su país.
Lucas tenía 7 añitos cuando se vino para España. La vida era dura en su país, vivían una importante crisis económica que lo hacía todo muy complicado, sus padres trabajaban todo el día, así que a él lo crió su abuelita. Sufrieron robos, miseria e incuso un intento de secuestro del que afortunadamente pudo librarse. En Asturias descubrió un nuevo mundo, con bosques y montañas. Al principio le costó entender algunas palabras pero ahora ya no tiene ningún problema y está contento.
Agustina era muy chiquitina cuando cogió el avión rumbo a España, sólo tenía 3 añitos y el avión volaba muy alto. Cuando llegó a Asturias casi no se acordaba de su papá, que ya llevaba unos meses aquí buscando un empleo, sólo cuando lo vió al día siguiente afeitándose pudo recordar y le dió un gran abrazo. Agustina jugaba con su mochila y la llenaba de cosas bonitas porque ella se iba de "viaje" de vuelta a Argentina. También jugaba a vender todas sus cosas colocándoles un papelito con el precio, ya que eso era lo último que su mamá hizo antes de partir. Pero ahora Agustina está contenta, sólo hecha de menos dos cositas importantes, las chuches argentinas que están muy ricas y la comida de su país.
Lucas tenía 7 añitos cuando se vino para España. La vida era dura en su país, vivían una importante crisis económica que lo hacía todo muy complicado, sus padres trabajaban todo el día, así que a él lo crió su abuelita. Sufrieron robos, miseria e incuso un intento de secuestro del que afortunadamente pudo librarse. En Asturias descubrió un nuevo mundo, con bosques y montañas. Al principio le costó entender algunas palabras pero ahora ya no tiene ningún problema y está contento.
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